Brünhilde Blum dirige una funeraria en una estación de esquí cercana a Innsbruck y lleva una vida familiar feliz con su marido Mark y sus dos hijos Tim y Nela. Mark trabaja en el departamento de investigación criminal de Innsbruck.
La felicidad familiar se ve truncada cuando Mark es atropellado por un coche delante de Brünhilde y sucumbe a sus heridas en el hospital. La otra persona implicada en el accidente se da a la fuga. Tiempo después descubre que el supuesto accidente pudo ser en realidad un asesinato. Brünhilde sigue investigando, pero se pone en peligro.