En el norte de Perú, en lo profundo de la selva amazónica, Amadeo es el último Taushiro. Es viejo, su cuerpo está cansado, sabe que morirá pronto. Lo seguimos en su soledad y sus rituales. Utiliza su lengua materna para hablar con los árboles, con los espíritus de los animales que caza y con su hermano, que murió hace unos años. Al observar de cerca la vida cotidiana de Amadeo, la película cuestiona temas más importantes: la destrucción de la Amazonía, la desaparición de pueblos y culturas indígenas.