Todo lo que los Breyer han querido siempre es algo teóricamente simple: un hijo. A pesar de sus intentos, ese deseo no parece hacerse realidad. Hasta que, una noche, algo cae en la granja en la que viven: una nave que lleva a un niño dentro. Conforme este va creciendo, descubre que tiene unas habilidades especiales que no le permiten encajar, unas habilidades que acaban sacando de él lo peor de sí mismo.